Últimamente hemos visto en la prensa, imágenes de ladrones trepados robando cables, en algunos casos incluso con consecuencias riesgosas.
El robo de cables ocurre porque el interior de los mismos es básicamente COBRE. El metal se usa desde hace décadas para la transmisión de la señal de telefonía fija y posteriormente se utilizó para el internet, primero con conexiones Dial Up y luego con conexiones de banda ancha ADSL, aunque en velocidades muy limitadas.
El cobre al ser un metal de múltiples usos, es extraído del tendido telefónico, fundido y comercializado en un mercado negro que a su vez alimenta esta actividad delictiva.
Por su parte, la fibra óptica es un tipo de conductor que utiliza la luz para enviar información a través de pulsos.
El hilo de cobre es redondo y generalmente mide 0,5 milímetros, en el servicio de Internet para el hogar permite alcanzar velocidades máximas de 40 Mbps mientras que el cable de fibra óptica mide 0,12 milímetros aproximadamente y alcanza velocidades por encima de los 10.000 Mbps. Es decir 250 veces más.
Mientras con el cobre se pueden transportar señales de hasta 1 kilómetro, con la fibra óptica es posible alcanzar distancias de 100 kilómetros.
Sin la fibra óptica hoy no podría haber una red de internet moderna y de alta velocidad.
La fibra óptica no contiene cobre, pero cuando cortan el cable de cobre, dañan la fibra óptica porque se encuentra en el mismo manojo del tendido en los postes de la ciudad.
Es ahí donde ocurren cortes de internet que alertan a los vecinos y por la intensidad de los robos se han visto perjudicadas más de 200 mil conexiones en Santa Cruz de todas las empresas operadoras.